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Mujeres del Mar se organizan: En tiempos difíciles, de crisis, nosotras buscamos como sobrevivir. Ah


«Con el sindicato queremos darle valor al trabajo de las mujeres recolectoras, visibilizar el oficio, que es parte de nuestra cultura, es ancestral, siempre ha existido en nuestros territorios el oficio de la recolección. Entonces se le debe dar un valor importante, como también potenciar en la comunidad el consumo de las algas», afirma una mujer del mar.


Una inédita alianza entre las mujeres que trabajan en el mar y las que laboran en los campos de la agroindustria exportadora se está fortaleciendo con el apoyo de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígena (Anamuri). Luego que en meses anteriores se hayan realizado encuentros entre las mujeres de la industria agroexportadora, este 18 de enero, en la ciudad de Caldera, se desarrolló la primera reunión con mujeres trabajadoras del sector marino – pesquero. A la cita acudieron mujeres buzos, pescadoras y recolectoras de orilla del Norte, Centro y Sur del país.


Dentro de los objetivos de la creación de este Sindicato está la iniciativa de dar a conocer la organización a las mujeres trabajadoras de mar, conocer la realidad de sus oficios, entendiendo las diferencias, demandas y potencialidades según sus territorios e instándolas a organizarse y de esta manera generar alianzas con el compromiso de poder generar planes de trabajo que ayuden a la lucha de igualdad de condiciones entre los hombres y mujeres dela Pesca artesanal.


«Además, buscan el reconocimiento ancestral de las mujeres de orilla, los seguros de vida, el Sistema de Previsión dignos. Todo esto, considerando que estas mujeres son trabajadoras independientes y cuya fuente laboral genera toda una cadena para la generación de otros productos en las áreas de Cosmética artesanal y Alimentación sustentable y comunitaria», dicen las dirigentas.


Testimonios de mujeres del Mar


Ingrid Echeverria Huequelef, del pueblo Mapuche-Williche de Chiloé, de familia de pescadores, valoró el encuentro de Anamuri y la creación del sindicato de mujeres del mar y de la tierra. «Creo que ANAMURI tiene experiencia en los temas de mujeres que trabajan en la Agroproducción y eso es una guía para visibilizar ahora las problemáticas de las mujeres del mar, nosotros que somos Williches, Lafkenches, las mujeres mapuches del mar, avanzamos con otras mujeres de la costa norte y de los campos y las temporeras.»


«Mi experiencia con los pescadores y con las comunidades Mapuche-Williche y Chilota, de donde vengo, de donde soy, es que siempre hemos tenido una economía colectiva y comunitaria. Por eso no apoyamos la privatización de los bienes comunes del mar, no apoyamos la privatización de los peces como lo hizo la Ley de Pesca. Como mujeres siempre le hemos dicho a los hombres que no pueden vender su mar, sus peces, su pan. Ellos deben aprender a cuidar y a extraer de una forma sustentable, pero sin dañar ni sacar las semillas.. Esas son cosas que este sindicato impulsa».


Nosotras como mujeres pescadoras y recolectoras, en la crisis que hay en que cada vez hay menos peces, hemos realizado otros emprendimientos, de usar las algas para cosmética artesanal y también para alimentación. «En tiempos difíciles, de crisis, nosotras buscamos como sobrevivir, pero ahora buscamos participar en las decisiones.»


Guisella Olguin Godoy, de Bucalemu, en la Región de O’Higgins, afirma que ella es hija de un pescador, recolector de algas, y sus padres y hermanos, han sido pescadores. Nosotros trabajamos el alga cochayuyo, de manera tradicional, pero también desarrollamos una linea de productos gourmet con lo cual le damos un valor agregado a esta alga.


Además hacemos una ruta de turismo de aprendizaje, donde las personas vienen a aprender aca, en la costa, sobre nuestro oficio y también sobre toda la biodiversidad marina que existe en este sector.


Soy parte del sindicato nacional de ANAMURI y social de esta organización. Aquí estamos las mujeres del mar y de la agroexportación, las cuales tenemos oficios muy diferentes, pero muchas cosas en común como es la precariedad del trabajo. Eso es lo que nos hizo reunirnos como sindicato y poder tener estas dos miradas, la de la agroindustria, desde la mujer que trabaja como temporera y también quienes trabajamos como recolectoras de algas.


La experiencia vivida en Caldera fue gratificante por la importancia de compartir con otras mujeres algueras, en este caso las del Norte que trabajan el alga Huiro. Esto es muy gratificante porque te amplía la mirada de lo que significa el trabajo en el mar. Es un mismo mar, pero a la vez es diferente, son distintas las algas, son distintas las formas de trabajo, pero a la vez nos une esta pasión, este amor por lo que hacemos en el mar.


También nos une el abandono, al ser un trabajo invisible, pero que a la vez es un trabajo que aporta mucho a la economía del país. Entendemos que somos las últimas en la cadena productiva y un sector siempre invisibilizado, empobrecido y que necesitamos levantarlo.


Con el sindicato queremos darle valor al trabajo de las mujeres recolectoras, visibilizar el oficio, que es parte de nuestra cultura, es ancestral, siempre ha existido en nuestros territorios el oficio de la recolección. Entonces se le debe dar un valor importante, como también potenciar en la comunidad el consumo de las algas.


Nosotros tenemos un inmenso mar, pero somos tan ignorantes de nuestro mar y de nuestros recursos. Queremos dar a conocer entonces que significa trabajar en el mar, que significa la recolección de algas, cuánto aporta esto al beneficio económico del país. Qué podemos hacer para cuidar este recurso para que no se acabe. Educarnos al respecto y ser parte del debate sobre estos temas, en los ámbitos políticos, las normativas legales que tienen que ver con el trabajo de la pesca.


El mundo de la pesca siempre ha sido un sector solo de hombres, pero donde siempre han trabajado mujeres, pero nunca se les ha reconocido su trabajo. Por lo tanto el sindicato va a ser nuestra plataforma para impulsarnos, para darnos valor como mujeres recolectoras.


También esperamos que con el sindicato podamos tener derechos laborales que no tienen las mujeres que trabajan en el mar, como por ejemplo derechos a salud, a una pensión digna, NO una pensión básica solidaria, un seguro de salud que permita declarar enfermedades profesionales, que son las enfermedades generadas por el trabajo de toda una vida de las mujeres en el mar.


No queremos que muera el oficio, sino que hay que mantenerlo a través de la historia, de estos relatos, a través de la experiencia de otras mujeres.


Una cosa importante además es que nosotras como mujeres podemos dejar de exportar materia prima y darle valor agregado a las algas aquí en Chile. Es un campo que no se ha explotado aún y nosotras podemos hacerlo, tenemos varias áreas ahí.»



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