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Investigaciones describen gran presencia de dinosaurios en actual territorio chileno


Un equipo de investigadores ha dado un nuevo impulso a la paleontología nacional con un proyecto que en pocos años ha impulsado descubrimientos sobre la época en que los dinosaurios reinaban en Chile. El trabajo, destacado en revistas científicas internacionales, ha revelado la amplitud del registro fósil existente en distintos puntos del país y la historia evolutiva de la fauna local desde hace unos 250 millones de años.


Contrario a lo que se creía hace algunas décadas, Chile fue un territorio en el que vivieron distintos tipos de dinosaurios. El mayor hito a la fecha en este ámbito ha sido el descubrimiento del Chilesaurio, el año 2004 en Aysén, un terópodo herbívoro -similar a un velociraptor, pero más pequeño y con pico córneo- que revolucionó al mundo científico por representar un verdadero enigma evolutivo. El hallazgo de este dinosaurio, el primero del período Jurásico encontrado en suelo chileno, atrajo desde entonces el interés de múltiples investigadores y significó un inédito impulso para la paleontología nacional.


El año 2015 esta especie, que vivió hace más de 145 millones de años en nuestro país, fue nombrada y reconocida científicamente en la prestigiosa revista Nature. Este escenario fue la antesala para el desarrollo del proyecto Anillo de Conicyt “Registro Fósil y Evolución de Vertebrados”, que agrupa desde 2018 a científicos de la Universidad de Chile, del Museo de Historia Natural y del Instituto Antártico Chileno (INACH). La iniciativa en pocos años ha logrado posicionar a la paleontología chilena en la primera línea de la investigación sobre dinosaurios a nivel global, con publicaciones en revistas como Nature Ecology & Evolution, Journal of Vertebrate Paleontology, Frontiers in Zoology y Cretaceous Research, entre otras.


Dinosaurios en Chile

Calama, Copiapó, Caldera, Algarrobo, Concepción, Constitución, la Patagonia y la Antártica han sido parte de los puntos de exploración y extracción. Uno de los hallazgos de mayor relevancia a la fecha se dio en la costa de la Región del Bío Bío, cerca de Tomé, zona rica en fósiles de reptiles marinos. Este lugar permitió, por ejemplo, la primera descripción detallada del esqueleto de Aristonectes quiriquinensis, uno de los plesiosaurios más grandes que ha existido (10 a 12 metros), poseedor de extremidades que podían medir hasta 3 metros y dientes muy finos que -de acuerdo a los investigadores- servían como filtradores de organismos pequeños similares al krill. El trabajo en esta especie, liderado por el paleontólogo de la U. de Chile Rodrigo Otero, fue publicado el 2018 por el Journal of Vertebrate Paleontology.


En este sector también se han hallado restos fósiles de un halisaurio, descubrimiento que estableció por primera vez la presencia de este tipo de mosasaurio en Chile. La especie fue un lagarto marino de tres a cuatro metros de largo, similar a un delfín, con aletas estrechas y ojos grandes, que resultaba pequeño en comparación a la mayoría de los otros mosasaurios.


Otro hito reciente de este grupo fue haber encontrado los primeros vestigios de un temnodontosaurio en el Hemisferio Sur, una clase de ictiosaurio que vivió hace unos 200 millones de años en lo que hoy es el Desierto de Atacama. Los restos de este depredador marino de doce metros de largo y dientes de siete centímetros fueron extraídos cerca de Antofagasta en 1988 por el geólogo de la U. de Chile, Patricio Sepúlveda, pero más de 30 años después la especie fue identificada por Rodrigo Otero. En esta área el equipo ha descubierto nuevos fósiles de una diversidad de reptiles marinos del período Jurásico.


Las campañas en terreno han permitido también identificar nuevos restos de pterosaurios en el norte del país. Un estudio del paleontólogo de la U. de Chile, Jhonatan Alarcón, permitió determinar que restos fósiles localizados hace 30 años, a unos 3.600 metros de altitud en la cordillera, a la altura de Chañaral, corresponden a un pterosaurio de la familia Ctenochasmatidae, que por sus características sería el primero de este grupo autóctono de nuestro país. Este reptil volador, que vivió hace unos 150 millones de años, podía medir un metro y medio de altura y alcanzar los tres metros de ancho con las alas extendidas, las que estaban formadas por una membrana sostenida por el cuarto dedo de sus manos. Cerca de Calama, en tanto, han sido encontrados vestigios de ranforrinco, un tipo de pterosaurio que poseía una cola larga y rígida con punta en forma de diamante. Contaba con dientes similares a alfileres dirigidos hacia adelante.


En Cerro Guido, en la Región de Magallanes, se han encontrado además fósiles de mamíferos y dinosaurios que habitaron Sudamérica, tras su separación del supercontinente Gondwana (el antiguo supercontinente del sur), hace unos 70 millones de años. En este sitio, ubicado cerca de Las Torres del Paine, se han encontrado fósiles de titanosaurio, un dinosaurio herbívoro de cuello largo que midió entre 9 y 12 metros de largo y podía llegar a pesar cerca de 13 toneladas, que a la fecha es el dinosaurio más grande de Chile. El lugar ha presentado además una gran concentración de restos de hadrosaurios, dinosaurios herbívoros conocidos por su pico similar al de los patos que habitaron la zona en el cretácico tardío -hace unos 70 millones de años- y que, dependiendo del género, podían alcanzar entre 6 y 12 metros de largo. El trabajo en este lugar ha permitido a los investigadores desarrollar estudios taxonómicos de la especie que habitó el lugar.


Hallazgos evolutivos

El proyecto, liderado por el profesor Alexander Vargas, implementó además el laboratorio de paleovertebrados de la U. de Chile, espacio que hoy funciona como centro de operaciones para el estudio de dinosaurios y otros vertebrados fósiles de múltiples investigadores y estudiantes.


Desde aquí han surgido algunas de las investigaciones de mayor impacto. Uno de estos trabajos permitió identificar el “dinosaurio interior” existente aún en las aves, a partir de dos huesos que rodeaban los ojos de los dinosaurios y que aún pueden ser encontrados en aves en estado embrionario. Este hallazgo evolutivo fue publicado por Nature Ecology & Evolution.


Otro estudio de este grupo reveló la relación inversa entre el tamaño de terópodos carnívoros que habitaron el Jurásico, como los tiranosaurios, y la proporción de sus brazos. El trabajo que, en otras palabras, postulaba que mientras más grande era el dinosaurio más pequeños eran sus brazos, fue publicado en la revista científica Frontiers in Zoology.


En este período también han sido descubiertas nuevas especies de la antigua fauna que habitó nuestro país. Uno de estos hallazgos fue el Loancorhynchus catrillancai en la costa de la Región del Maule, un tipo de pez espada que vivió hace unos 40 millones de años, y que fue bautizado con este nombre como homenaje al joven asesinado por Carabineros, Camilo Catrillanca.


Este registro de nuevas especies incluye también una mantarraya que habitó la zona central del país hace unos 66 millones de años, la Myledaphus araucanus, la primera de este tipo encontrada en el Hemisferio Sur. Para este año, finalmente, el equipo de paleontólogos prepara sorpresas sobre la época en que los dinosaurios reinaban en Chile.


La investigación impulsada a partir del registro fósil hallado en el país, ha permitido al equipo generar además una serie de materiales de divulgación que dan cuenta de la apariencia de los dinosaurios, reptiles y mamíferos que habitaron nuestro país hace millones de años. Este trabajo ha sido desarrollado principalmente por los investigadores Mauricio Álvarez y Luis Pérez, quienes han contribuido al proyecto con múltiples ilustraciones centradas en el aspecto y detalles específicos de estos animales del pasado.


A partir de la reconstrucción de los restos óseos y el análisis de los mismos, también han desarrollado imágenes 3D y réplicas de esqueleto para divulgar la historia de los dinosaurios, mamíferos y reptiles que habitaron Chile. «Uno de los investigadores titulares del proyecto, David Rubilar, del Museo Nacional de Historia Natural, ganó un concurso FONAPI que permitió hacer impresiones 3D de fósiles de dinosaurios para hacer talleres en colegios de niños con discapacidad visual y auditiva. Este material didáctico también lo hemos podido ocupar en otras actividades como Cerro Navia Jurásico», señaló el profesor Vargas.



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