La crisis pandémica está escondiendo, a veces convenientemente, varias otras. Y ahí está, aquella del agua, de la sequia y saqueo. A causa de esta crisis, el gobierno hace unos meses armo una Mesa Nacional del Agua. Como es fácil de apreciar, esa mesa, como todas las mesas de ese tipo que arman los gobiernos, es bastante controlable y sesgada hacia el agua como recurso económico. Y peor aún, en ella hay varios miembros que tienen conflictos de intereses.
Nos preguntábamos en estos días de cómo podríamos aportar ante la pandemia. Estimamos en alguna manera haberlo hecho con aspectos más bien preventivos, de esos que suelen tener poca difusión e importancia para el reactivo sistema oficial. Esto es tratar de dejar en claro que tenemos que evitar el miedo, tanto por motivos de salud como sociales, que debemos mantener la moral alta, altas vibraciones como dirían algunas/os, y acordarnos que la mente es muy potente, que la fe mueve montañas y que buena parte de la realidad nos la construimos nosotros mismos. Todo esto también vale para ir construyendo, desde ahora, el mundo post pandémico.
¿Qué tipo de mundo queremos? ¿Más de lo mismo o uno de respeto a las leyes ecológicas, a la Madre Tierra, a la vida, al equilibrio y entre humanos? En esto de la prevención también está la salud del cuerpo y mente, de alimentarnos adecuadamente, de respirar bien y buen aíre, de hacer ejercicio, de mantenernos entretenidos y ojalá sintiéndonos contentos. De hecho, pensamos el virus nos encontró a fines del verano con las defensas altas, pero ¡cuidado! eso va cambiando hacia el fin del invierno. Y claro, hay muchos a quienes estas palabras le sacaran una sonrisa amarga, por la realidad del lugar donde vive confinado, constreñido en vivienda de mala calidad, sin ingresos, ahumado. Parte del problema. A propósito, rogamos para que quienes insisten en quemar basura plástica la corten de una vez por todas. ¡Ese humo además de ser aliado del virus es tóxico! ¡También para quien comete esa torpeza! Lo otro que nos ha llamado la atención es el hecho de que hay muchos que creen que la cuarentena es para «caerse al frasco» o que el alcohol les ayuda en la prevención. Vale recordarles que hay muchísima más gente que muere a causa del alcohol que por el Covid-19; hace algunos años eran entre seis a siete mil al año en Chile.
Ahora, en lo que respecta a la vida diaria, que se ha vuelto harto complicada y sentimos cierta vulnerabilidad a medidas a veces cuestionables, abusivas o totalitarias y nos sentimos sometidos a un bombardeo comunicacional que poco contribuye a los fines antes enunciados. Así mejor apagar los medios mete miedo ¡y vaya que sube el ánimo! En lo demás, vaya uno a creer las especulaciones y mitos de todo tipo que circulan. Entre ellos las estadísticas y faramalla comunicacional que ya sabemos son manipuladas. Y si bien hay algunos artículos y entrevistas muy interesantes y quienes tratan de aportar algo de luz en las tinieblas, echamos de menos un debate con alturas de miras y buenos argumentos. La verdad es que el futuro esta preocupante., solo es cosa de ver como los mismos de siempre aprovechan la crisis para sus deleznables fines. Como en Putaendo y Dominga.
Más aun cuando sabemos que la crisis pandémica está escondiendo, a veces convenientemente, varias otras. Y ahí está, aquella del agua, de la sequia y saqueo. A causa de esta crisis, el gobierno hace unos meses armo una Mesa Nacional del Agua. Esa mesa está constituida por seis ministros (Obras Públicas, Agricultura. Energía, Medio Ambiente (envía suplente), Ciencia, Interior reemplazado por Secretaría de la Presidencia), más otros tres cargos ministeriales. Cuatro senadores, 6 diputados (Alinco entre ellos)-todos con bajísima asistencia, el champion de la COP 25 (que casi no asiste), la Fundación Chile, los presidentes de la Sociedad Nacional de Agricultura, de la Sociedad Nacional de Minería, de la Asociación de Empresas de Servicios Sanitarios, de la Confederación de Canalistas, del Movimiento Unitario de Campesinos y Etnias y un dirigente de la Coordinadora de la Asociación de Agua Potable Rural de la Región Metropolitana. Como es fácil de apreciar, esa mesa, como todas las mesas de ese tipo que arman los gobiernos, es bastante controlable y sesgada hacia el agua como recurso económico. Y peor aún, en ella hay varios miembros que tienen conflictos de intereses. Por cierto hay ahí nadie de las organizaciones ciudadanas, nadie que defienda el agua como bien común, como elemento vital, como derecho humano (¿la Fundación Chile, que de alguna forma ha estado defendiendo esas banderas?) .¡Y nadie de las universidades!. Y la participación ciudadana se intentó hacer mediante una encuesta, la cual desapareció al poco rato de ser publicada. Así, no es de extrañar que la discusión ha estado centrada en la construcción de embalses, en la Carretera Hídrica (mega negocio del presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio, Juan Sutil) y ha estado prevaleciendo ese argumento de «las aguas sobrantes que se pierden en el mar». Al mismo tiempo continua a ritmo de caracol (¿van nueve años!) la modificación al Código de Aguas en el Congreso, donde el tema es enfrentado con visión ideológica: el agua como propiedad privada (defendido por el gobierno) versus como bien público defendido por algunos parlamentarios.
Desde la sociedad civil el sentimiento hacia esta mesa «de palos blancos» y su encuesta ha sido de total desconfianza y el llamado es a boicotearlas. En todo caso, nuestra posición esta clara desde hace harto tiempo y es que el agua es vida, un bien público y un derecho no solo para los seres humanos. Por eso debe ser que no nos invitan a ese tipo de mesa de cosmética mercantil donde no se tocan los aspectos fundamentales del problema.
Fuente: Radio del Mar