Eran las 17:00 del día sábado y una tragedia de proporciones se daba en la comuna de Conchalí, Jorge Olivares de 84 años, disparaba contra su mujer Elsa Ayala de 89, para posteriormente quitarse la vida en su casa. Carabineros ingresaba al hogar y veía la dura imagen. El hombre ya estaba muerto en el suelo tras haberse disparado y su esposa con una herida en la cabeza agonizaba.
No era un femicidio por celos, ni por machismo. Era una historia de sufrimiento, abandono y desesperación, de esas que germinan en las entrañas del capitalismo. Una sociedad completamente dominada por el individualismo y donde los más débiles terminan desamparados y sin más remedio que buscar la muerte.
No hay dobles lecturas, para un sector de la población, la que no tiene acceso a una salud digna, ambos teniendo que soportar un cáncer, en un país donde estar enfermo es un crimen. Se cuidaron uno al otro, hasta que pudieron, e intentaron dar cara a la realidad de la pobreza, pero todo tenía una final.
Según cuenta TVN, un sobrino apareció y ofreció llevarlos a un centro de adulto mayor, sin embargo la decisión ya estaba tomada, tanto así, que no dudaron en decirle que los fuera ver el día domingo. Un domingo que no quisieron vivir en este país.